A lo largo de la vida sufrimos muchos cambios (trabajo, relaciones, pareja, pérdidas…)
Los cambios muchas veces trastocan nuestra vida.
De repente nos sentimos inseguros, con gran incertidumbre.
A veces las circunstancias nos hacen sentir en la cuerda floja, a punto de caer al abismo.
De repente perdemos el trabajo, o una relación, cambia nuestro entorno o estado físico…
Estos cambios pueden producir ansiedad generalizada, estrés, trastornos del sueño, trastornos físicos…
Las personas que tienen más necesidad de control sobre su vida lo pasan peor, aunque lo normal es que estos cambios nos afecten en mayor o menor medida a todos.
¿Qué podemos hacer para superar estos cambios?
Después de unos días de asimilación toca adaptarse. para ello lo primero es aceptar el cambio, dejar de negarlo, el cambio ha ocurrido, es un hecho y lo aceptamos como un proceso en nuestra vida.
Entre otras cosas, puede ayudarnos el compartir este cambio, hablarlo con personas de nuestro entorno o confianza (si lo ocultamos o mentimos sobre ello, le estamos dando mayor gravedad).
Después es bueno comenzar a preguntarnos sobre las nuevas posibilidades que se abren en nuestra vida.
Por pequeñas que sean las cosas que puedes hacer, hazlas. Cualquier pequeño cambio es muy valorable, ya que esto hace que los pensamientos internos cambien también (sin darnos cuenta) y estos cambios de pensamientos facilitan el que actuemos de otra manera y estas actuaciones vuelven a incidir sobre nuestros pensamientos… se va generando un circulo positivo que se va haciendo más y más grande y que nos ayuda a salir del estado en el que estábamos.
A veces estamos tan acostumbrados a pasar horas y horas en el trabajo que solo sabemos valorarnos en función de nuestra profesión, y no sabemos ver a la persona y su gran valor como ser humano único, y con total derecho a lo mejor.
A veces estamos tan acostumbrados a estar con otra persona que solo nos valoramos en función de esa relación y no somos capaces de vernos como individuos independientes.
Esto nos hace más difícil ver nuevos caminos, pero los hay, siempre los hay.
Es bueno moverse en cualquier dirección, porque acabaremos viendo otra puerta que traspasar, otro camino que andar.
A veces la vida nos da un empujón y nos saca de nuestra zona de confort, nos lleva a situaciones nuevas donde nos sentimos vulnerables y desamparados.
Y muchas veces este empujón nos lleva a otras acciones que si las sabemos aprovechar nos serán muy útiles.
Podemos aprovechar este empujón para crecer, para hacer cosas que no habíamos hecho por miedo, o por falsas ataduras.
Saber ver más allá de lo que se ve a simple vista. Saber adaptarse y aprovechar al máximo las nuevas circunstancias. Aprender a valorar otras cosas importantes en la vida.
Todo esto no solo nos aliviará sino que además nos ayudará a sentirnos mejor con nosotros mismos (incluso mejor que antes del cambio).
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