Nos enseñan a valorar la inteligencia que sirve para ser efectivos a nivel laboral.
Las matemáticas, la memoria, la capacidad espacial o lógica.
Por supuesto esto es un valor muy importante y es bueno desarrollar y trabajar para optimizarla.
Desde aquí animo a desarrollar la mente, a leer, estudiar, hacer ejercicios de memoria y razonamiento, practicar otros idiomas .. y cualquier tarea que nos ayude a desarrollar este tipo de inteligencia pues con ello estaremos creciendo y haciéndonos más fuertes e independientes.
Sin embargo hay otro tipo de inteligencia,otra inteligencia que va más allá.
Es una inteligencia mucho más importante pues es la que nos permitirá ser más libres, sentirnos seres únicos y dignos de amor y crecer como seres humanos siendo mejores personas.
Nos permite ser sinceros con nosotros mismos y nobles de sentimientos.
También nos ayuda a vernos de una manera más real sin dejarnos influenciar por los juicios, normas y modelos preestablecidos en nuestra sociedad.
Esta inteligencia nos devuelve los permisos que hemos ido perdiendo durante nuestra vida ( en nuestra niñez, con nuestra educación, con las relaciones familiares y relaciones extra familiares, con todas las cosas que nos han dicho, impuesto… con las etiquetas que nos asignan y acabamos asignándonos a nosotros mismos…).
Nos devuelve el permiso para sentirnos bien, para sentirnos importantes, para pensar que somos dignos de amor, y de respeto, como cualquier otro ser humano.
Nos enseña que tenemos derecho a solicitar lo que queremos y tenemos derecho a intentar y a perseguir nuestras metas. Que somos seres únicos, como todos, y que eso es lo más valioso.
Es la inteligencia de ver más allá de lo superficial, de las modas, de lo que hacemos porque si.
Nos permite pararnos a pensar por qué hacemos las cosas.
Es la inteligencia de las emociones y los sentimientos. La que nos permite querernos y disfrutar de todo lo que no se puede comprar. ( amor. Amistad. Emoción. Ilusiones. Momentos de disfrutar de verdad )
La que nos permite parar cada día. Quitar el piloto automático. Y saborear, aunque sea unos minutos, la vida.
La que nos permite saber lo que queremos y sentirnos merecedores, fuera de los juicios y las etiquetas impuestas.
Nos enseña a vivir las emociones sin miedo y a ser más conscientes de nuestra propia vida. Nos ayuda a retomar las riendas y a dirigir nuestra vida y nuestras circunstancias.
Esta inteligencia nos ayuda a sacar lo mejor de nosotros, permitiéndonos equivocarnos por el camino y siempre avanzando y creciendo.
Esta inteligencia no nos la enseñan, sin embargo es muy importante y valiosa.
Os animo a que la descubráis y a que la miméis dedicándole tiempo. Es un tesoro de incalculable valor.
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